miércoles, 4 de marzo de 2015

Mi lenguaje te extraña

Nunca supe leer otros idiomas
que no tuvieran mi lenguaje preferido
y fue ahí donde te halle husmeando absorto
cuestionando y descifrando mis códigos secretos
para retarme a explorar otros que no me había permitido.

Empecé involuntariamente a apropiarme del lenguaje que de ti me hablaba
y sin darme cuenta las frases, una a una, me fueron envolviendo.
Me maravilló saber que alguien podía mirarme más allá de mi apariencia
y era capaz de verme y entenderme desde adentro.

Fluidas, generosas, suspicaces, certeras y profundas,
al principio tus palabras cautivaron mi atención
y pusieron mis sentidos expectantes a tu vida.
Quería saber a cada instante
lo que tenias que decir
y no precisamente porque halagos de ti hallará
si no mas bien
por los francos argumentos
con los críticamente discernías mis poemas
sin dejarte seducir por la magia irremediable de algunas de mis letras.
Y después sin previo aviso
el cuaderno que tenías abierto
se fue quedando cada vez con menos letras
y en ellas cada vez mas cortos argumentos.
Un día sin pensarlo
encontré tus páginas en blanco
para desasosiego de mis ojos
y de mi alma entristecida.
No pude entender,
aun cuando traté de leer
en la blancura nítida
que quedó de cada hoja nueva que buscaba,
porque jamás leí sobre un papel en blanco,
pero tus palabras mudas
trataban de gritarme algo
y en todo caso solo pude percibir
la claridad de lo que decían
en medio de las sombras
donde volviste a ocultarte
para que quizá yo no te alcanzara.

Extraño tu seductora voz nasal
 que no te gusta
y verte escondido tras tus lentes
 que solo buscaban evitar
 que mi mirada se cruzara la tuya,
Extraño tu mirar inquisidor
y tu boca que me hablaba tan a prisa
para que yo no la detallará
mientras me distraías
evitando que mi mente tratara de llegar a tu alma

Extraño verte
 como si fueran años caminado juntos,
como si cada segundo compartido
 aún sin piel de por medio
y sin presencia física
 que nos permita conocernos
 hubiese sido eterno.

Extraño tu sonrisa desprevenida
y tu constante intromisión en mis adentros
tratando de escudriñar lo que sentía
mientras pensábamos
si un día íbamos a vernos; 
Extraño recorrer ya tus perfiles
y buscar en cada sílaba que escribes
el sentir de un corazón
que ya no cabe
  en el tamaño pequeño de sus letras.

Extraño verme ilusionada
al mirarme en el espejo
de forma impredecible
 después de repasar las palabras
que juntos tantas veces nos dijimos.

He recorrido,
creo que ya por cientos,
esa primera excusa que escribiste
para asomarte a mi ventana
y la sucesión de frases
que fueron enredando nuestras vidas
como si fueran telarañas
donde no sólo quedaron atrapadas
nuestras palabras
sino también nuestras ansias.

He explorado todos los posibles,
que a veces
me parecen imposibles, 
escenarios para la tertulia anunciada, 
donde nuestras voces
se junten al recitar poemas,
al repasar autores
o simplemente para pedir un abrazo
cuando el frío de la noche
amenace con helar tanto el cuerpo como el alma.


He querido dejar de pensar
y empezar a sentir soñando,
sin buscar lógicas que perturben mi alma
y borren las ilusiones
 que son el motor de mi calma. 
Y dejar que los sueños
 me lleven consigo a su cuento de hadas
y no me desvele
creyendo que tardas
en llegar con tus besos
a alegrar mi despertar mañana.

No te conozco
y ya te extraño
como si por años me acompañaras
y me inquieta comprender
qué te pasa cuando tu voz se silencia
y cuando tu interior se calla.
. (Nadia-03-2015)

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