miércoles, 4 de marzo de 2015

Es Hora




Sí, se que es hora de dormir pero el infalible insomnio no podía faltar hoy aún después de tantas noches de desvelo que me acompañan por casi una semana y aún cuando el cansancio del cuerpo sumado a la congoja del alma sigan tan latentes en mi.... 
Por eso es tiempo, pero no de descansar sino de dar un GRACIAS inmenso y sin saber si empiezo en orden o en desorden me lanzaré a hacerlo porque eso es lo que el corazón me dicta en este momento. GRACIAS a todos y cada uno de los amigos y allegados, e incluso familiares, que se hicieron presentes y a los que no pudieron estar en este momento de nuestro sentido duelo y que se manifestaron de diversas formas para hacernos sentir su afecto y rindieron con sus palabras un bonito homenaje a este sencillo pero gran hombre que con mucho cariño llamábamos "Cucho". 
GRACIAS a la vida por permitirme, hace muchos años al conocerte, convertir el peor día de mi vida en uno de los más importantes, justo cuando estaba dándole mi adiós al cuerpo de mi madre recién fallecida; en ese momento me regalaste a la mejor amiga que hoy tengo y por la que estoy dispuesta a tantas cosas por verla siempre feliz y triunfante, me regalaste la presencia de tu hija Aleida a quien considero mi hermana del alma, que vino trayendo con su aparición en aquel velorio -que más me parecía una obra teatral- una luz de esperanza y de bondad en un lugar casi desconocido entonces para mi en nuestro recordado Tibú; Desde entonces tu hogar se convirtió en el mío, con ese calor fraternal que tanto hacia falta a mi desconsolada alma y esa solidaridad espontánea que habías cultivado tu en él, papito Felix.
GRACIAS a mi familia de sangre: padre, hermanas, tíos y primos que sin pensarlo dos veces me dieron su pésame y apoyo en este momento, que comprenden es también mi duelo, porque son testigos del significado que tienen los Martínez para mi y por lo tanto saben que como una hija más siento tristeza por la desaparición física del Cucho. GRACIAS a quienes nos acompañan en el novenario que se realiza en casa de Diego y a quienes con sus oraciones nos siguen acompañando desde lejos.
Tengo muy claro mi querido Cucho que no hace falta mucha oración para que tu alma esté en completa tranquilidad ya que en el recuerdo de todos los que te conocieron está el saber que fuiste un hombre íntegro y cabal así como amoroso y trabajador incansable con una entrega sin igual por su familia. Creo que las oraciones más bien son por los que quedamos, para que no perdamos de vista ese buen ejemplo que dejaste y aprendamos un poco de la sencillez y humildad con la que se asume la vida y se logra dejar una huella imborrable como la que ahora nos enorgullece tanto de ti. GRACIAS vida por este reto más a superar de dolor en el corazón y valentía en el alma para fortalecer más mi convicción de ser feliz por encima de cualquier circunstancia adversa que se le presente a mi existir.
GRACIAS...
(Agosto de 2014)

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