lunes, 27 de agosto de 2018

Presagio


Tengo un balcón, una luna llena y un chinchorro para descansar en paz.

Tengo la calma, el privilegio enorme de sentirme libre en el contraste insólito del campo que no quiere ser moderno y el progreso sórdido del hombre que avasalla con cemento todo aquello que quiere preservarse aún natural y virgen. 

Imposible que a las doce, cuando la luz de mi doncella  suspendida en el firmamento me arrulla con su fresca luz que juguetea entre las nubes, puedan mis ojos y mí mente conciliar el sueño porque embriagados de belleza y éxtasis quieren permanecer  despiertos. 

Tengo un chinchorro un balcón y un canto inigualable de las aves para despertar en paz. 

Imposible que a las cuatro, cuando empieza el suave y dulce concierto que murmura las bondades que aún tiene nuestro campo mis oídos y mi ser quieran seguir dormidos porque escuchan con placer el despertar del día nuevo que se anuncia con altura con las voces de los tenores y sopranos naturales de estos Llanos. 

Tengo un chinchorro un balcón, un arrullo de las aves, un sol dorado por venir y un café de mi patria que mi invita a continuar mi día en en paz. 

No doy paso al obligado sueño ni tregua a mi desvelo porque el alimento para el resto de mi vida que a las cinco me regala el Sol naciente en este bello Morichal de ensueño, le basta más a mi futuro impredecible que todo lo que pueda dormir una y mil noches sin amar lo que más quiero: mi patria que aún guarda tanto de dolor como de instantes, personas  y paisajes bellos. 

Tengo La Paz en mi interior y la felicidad que me rebosa desde adentro, sigo teniendo aún este balcón, la luna, el sol, el canto inigualable de las aves y mi chinchorro que me invita un rato más . 

Ahora me acompaña la fresca brisa del amanecer que es presagio de un día hermoso como todos los que sueño con tener y la esperanza de un amor certero que no demorará en llegar. 

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